Por Omar Ortega Jaime.
28-oct-11. Un jugador de fútbol está lleno de metas e
ilusiones, objetivos nuevos y frescos que vienen de tiempo atrás y en algunas
ocasiones que te han acompañado desde el momento en el que decidiste pertenecer
al selecto grupo de profesionales del balón, pero es lindo el repentino sabor,
de esa ilusión que no esperabas y que te llega de la nada, cuando te enamoras
de un club del que en la vida habías escuchado hablar.
De tu historia se poco, aunque tú misma me has informado, un
equipo con cierta grandeza y que ha tenido sus crisis y momentos de infortuna,
que como todos tiene defectos y que podría parecer normal incluso aunque sigas
soñando con vestir sus colores, el contacto ha sido poco aunque mucho a la vez,
incluso me he puesto a la par en situaciones buscando llamar la atención de tus
visores, he establecido contacto con gente cercana y perteneciente a la
institución, y no precisamente buscando un lugar ni ser oportunista, que quede
claro que mis objetivos los cumplo con el trabajo en la cancha.
Lo imponente de tu inmueble y la vibra al entrar, esa mirada
retadora y la sonrisa nunca fingida que me hipnotizan y me hacen admirar el
trabajo en tu escuadra y me antojan pertenecer a ella, la calidad en la
administración y la armonía en tu vestidor, características que a todo jugador
de fútbol se le podrían antojar y que a sabiendas de su talento, se siente
seguro de poder llegar y relucir en tu cancha, sentir tus redes, hacer explotar
al estadio y complementarte con goles, regates, brillantes actuaciones y jugadas
de fantasía.
No sé si vivirá siempre como una ilusión, y tampoco me
emociona la idea de convertirme en leyenda y retirarme con esa camiseta, pero
me ambiciona vestirla, sentirla, enorgullecerme de su bandera y llevarla por
todo el mundo como mi insignia y mi mujer, ¿Por qué no hasta presumirla?, y ser
motivo presumible y de orgullo también, no sé si se en realidad cumplirá, y a
veces pienso y sé, que todo depende de mí, en la vida de todo jugador de fútbol
llegan esta clase de momentos, y aunque sé que no es el primero, y seguramente
no será el último, son las emociones que me hacen seguir, y que me han inspirado
desde el principio, cuando decidí que la pelota, me acompañaría por siempre.
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