miércoles, 4 de enero de 2012

La Noche en que Diego salvó a Maradona (fragmento)




-…La decadencia de Elvis, que en mucho se pareció a la de Diego, lo llevó a un fin grotesco y propició el rumor compensatorio de que el Rey del Rock & Roll pervivía en calidad de fantasma. Maradona logró lo mismo sin la molestia de morirse. Volvió del sitio del que no hay retorno.


Como los gustos de Diego se miden en escala Taj-Mahal, en su programa (La noche del 10) la sensibilidad sería recargadísima o no sería. El 10 silenció a la orquesta para cantar un tango sobre un niño miserable que sueña con ser como él: <<Mamita, mamita, ganaré dinero, seré un Maradona, un Bati, un Pelé>>. En su nueva encarnación, Diego ¡quiso ser Maradona! El gran alarde sentimental de su regreso fue que lo colocó en el punto de partida. En esta fábula del comienzo, Maradona recuperó la inocencia primigenia. Otra vez niño, le pidió su autógrafo a Pelé. Luego lo invitó a que dominaran un balón.

Para el terrícola indiferente a las turbulencias de los estadios, puede significar poco que dos hombres de mediana edad cabeceen con suficiente precisión, sin dejar caer la pelota. Para el devoto de las canchas, es un raro espejismo. La pelota fue de la frente de Diego a la de Pelé como una comprobación de los prodigios frágiles y la contagiosa locura del fútbol. ¿Qué tanto importa que dos hombres controlen una pelota hinchada de aire? En el inventario del mundo, solo un objeto puede ser puesto en órbita con la cabeza. Mientras la Tierra rotaba sobre su eje, Pelé y Maradona dominaban su modelo a escala.

La televisión, capaz de simular que sus fantasmas aparecen <<en vivo>>, trajo un singular rito de paso: Maradona como espectador de sí mismo. El ídolo inmerso en el delirio de la fama se trasladó al fin al lugar de sus aficionados.
El Héroe fue rescatado por el niño…-

Dios es Redondo-Juan Villoro.



Omar Ortega Jaime
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