Por Omar Ortega Jaime
28-oct-11. Porque los directivos en ocasiones suelen ser tan
arrogantes, tan cortantes, tan berrinchudos, tan amables y tan accesibles, te
veo a los ojos y pienso que estas mintiendo, y es que a veces me llena de
coraje pensar que cuando me siento a hablar con el técnico él no entiende que
lo que quiero escuchar es simplemente la verdad.
A veces y cuando las cosas en el campo ya no funcionan
igual, por la cabeza de un jugador, y sobre todo de un jugador grande, pasa por
la cabeza la intención de abandonar el grupo, y no por cobarde, que yo nunca me
he rendido, pero el poco aporte en el campamento y las lagunas entre visita y
otra se vuelven tales que se pierde la esencia de lo que me trajo hasta esta
institución, pero suele ser, incluso ofensivo, que cuando se pide una respuesta
concreta sobre el caso, la directiva te interprete como un delantero cualquiera
y te haga ver como un refuerzo más que se puede calmar con los cinco minutos
finales de un juego resuelto ya sea a favor, o en contra, ¡carajo!, para los
jugadores con trayectoria como yo eso es una ofensa, y si tomamos en cuenta la
indecisión y la posible intención de un club al que incluso te sientes más
atraído, esa clase de respuestas y “oportunidades” dan coraje cuando sabes de
antemano que ni el mismo entrenador tenía la intención de darte.
No sé cuando paso por tu cabeza que alinearme de a poco y
luego ignorarme era la solución, uno siempre es franco y he intentado ser
claro, y cuando yo digo las cosas las digo de frente, he exhortado a tus
dirigentes a que lo hagan igual y no he recibido más que ese tono sarcástico y
que intenta dejarme tranquilo esperando el día en que me llene de gloria y te
convierta en el club más ganador del momento con la sensación de que ficharme,
fue lo mejor que pudiste haber hecho, no sé, tal vez no has entendido bien que
es lo que yo quiero, tal vez por eso, y desde el inicio, sabía que no era buena
idea, fichar con un club de medio pelo.