lunes, 26 de diciembre de 2011

El Draft


Por Omar Ortega Jaime
Como si fuera tan fácil decidir como todo buen delantero centro en que equipo me voy a enrolar, como siempre el mercado invernal pintado de ese espíritu navideño y la alegría que supuestamente da se ha convertido en una telaraña mental que otra vez, y como todo, la tiene a ella entre sus redes.
A diferencia de otros años en este mercado invernal yo no tengo seguro mi futuro, cuando nunca había faltado a quien darle la mano y no era necesario preocuparse por si alguien quisiera ficharme no había problemas, este tipo de etapas en el año me pasaban rápido de saber que podía viajar a donde fuera y descansar con la seguridad de que al volver estaría ahí la misma sonrisa y los besos de una afición que me entregaría todo como siempre a cambio de mis goles y gambetas.

Durante los últimos días y ante el periodo vacacional de todos los clubes hemos tenido mucho y poco contacto a la vez, entre una serie de falacias y celebraciones aquí y allá, me han surgido distintas propuestas de distintos clubes que ahora me siento a analizar, como siempre existe aquel club que en su momento se vió interesado y que ante la falta de seriedad en la puja, la poca continuidad con sus jugadores a la que se ha hecho acreedora de una ya cotidiana fama, y la desatención que en dado periodo de transferencias hice a la oferta, se fue diluyendo para tener un contacto nuevamente hace algunos días aunque si, debo admitirlo, más bien forzado y ya con la intención propia de saber si aún entra en sus planes mi incorporación para la próxima temporada.
Después sin pensarlo llegó aquella que nunca creí se pudiera interesar, con una serie de sutiles comentarios y rumores, aunque no públicos, me fui haciendo a la idea de si a esa institución le interesaría, pero no, ¿Cómo crees que un club tan agradable y elegante a la vista y al que cualquier delantero centro quisiera llegar se interesaría en ti?, no sé, aunque la pregunta me pasea por la mente cada vez y me ilusiona y desilusiona en un solo minuto, el pensar que podría ser yo el que a su lado acabe con su también sequía de goles que se ha visto manchada por los siempre oportunistas extranjeros que solo roban ese pedazo de sentimiento y que se van tras haber vestido la camiseta sin dejar nada a cambio más que la huella y el mal sabor e boca que hoy, tienen a ese club haciendo público, ahí sí, su deseo por firmar rápidamente a un nuevo centro delantero.

Pero como siempre es aquí, y como en textos anteriores, donde aparece ella, esa camiseta que me hizo incluso sin una oferta seria, rechazar el enfundarme en cualquier otra casaca por la pura ilusión de vestirla algún día, a la que le sigo mintiendo y fingiendo al negociar cuando mis intenciones realmente son las de signar el contrato que me ate a sus colores y me pinte de su historia para ser yo el referente en su ataque y poder volver a jugar no por el interés extra cancha, no por la portada de un diario, no por la apariencia y el qué dirán, si no por el puro gusto y alegría de patear la pelota y ser un apasionado como niño en el llano que sin recompensa alguna se parte el alma en la cancha.
Después de platicarlo con algunos colegas he llegado al punto en que he pensado que debí decirlo, que debo admitir que siempre he querido jugar para ti, que no eres si no el motivo que me hace querer seguir jugando y que a la vez me hace llorar en silencio y por dentro por la frustración de no ser yo la prioridad de tu directiva en este draft de transferencias que está por culminar,  que daría todo e incluso pagaría yo mismo por jugar contigo y que he entendido que este juego no se creó para jugarlo de fines de semana y hacer talacha y cáscaras futboleras los viernes por la noche con quién se aparezca y se vislumbre por el auto o simplemente busque también con quién jugar, entendí por que a este juego siempre le entregué la vida, que por clubes como tu vale la pena enamorarse una vez más de la pelota y poder ser feliz por el puro hecho de defender los colores a muerte que quieres y llevas en el corazón, varias ofertas existen en este mercado invernal, y sé que cualquiera me depara un futuro distinto, algunos tal vez más a largo plazo que otros, no sé, en el fútbol como en la vida todo puede pasar, y hoy, como dice la afición solo sé que ¡cada día te quiero más!.

Texto: Omar Ortega Jaime
Twitter: @elomarortega
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